¿Sabías que algunos aparatos, aunque estén apagados, continúan consumiendo energía? Monitores, cepillos eléctricos, cargadores, aparatos digitales, son algunos ejemplos entre la multitud. Unido a esto, otra forma de reducir el consumo de energía es desconectando el “stand by” de los electrodomésticos que tengas en casa.
Una parte de lo que pagas en tu factura mensual de la luz es la potencia contratada. Que se te cobra de forma fija según el número de kW que tengas contratados.
Tener contratada más de la que necesitamos es un gasto innecesario y aquí es donde podemos empezar a ahorrar luz en casa. Sin embargo, hay que tener cuidado para no quedarnos cortos con la potencia que contratamos.
Consumir en horas valle, cuando el precio de la luz es más bajo, es una fuente de ahorro clara que te ayudará a gastar menos. Estas tarifas son la mejor manera de ahorrar luz para casi todos los hogares si eres capaz de concentrar al menos un tercio de tu consumo en ese horario.
Y aunque un tercio del consumo pueda parecer mucho, la mayoría de nosotros ya estamos consumiendo el 50% de la luz en horario valle.
Así pues, cambiar a una tarifa con discriminación horaria puede ayudarnos a ahorrar muchos euros al año en la factura de la luz sin esfuerzo. Este consejo sirve igual tanto si estás en el mercado libre como en el mercado regulado, donde te dan esas opciones. Aunque con mercado regulado los costes variarían en función del precio de la energía en el mercado.
Las bombillas de bajo consumo son una fuente de ahorro de luz enorme, en contrapartida a las bombillas tradicionales o incandescentes. La diferencia de precio se verá compensada con su mayor duración y el ahorro de energía: hasta un 50% menos de consumo en las CFL y un 80% en la iluminación LED.
Usar los electrodomésticos de casa de manera eficiente es la clave para el ahorro de luz:
  • Carga todo lo posible la lavadora y el lavavajillas. Y si no necesitas agua muy caliente, lavar a 40º en lugar de a 60º ahorra hasta un 55% en tu factura de la luz.
  • Una placa de inducción consume menos luz que una placa de vitrocerámica.
  • Utilizar ollas y sartenes con la medida adecuada para cada fuego evita que se pierda el calor. También podemos aprovechar al máximo el calor poniendo la tapa de las ollas o cocinando con la olla a presión. Pequeños gestos que al final nos permiten ahorrar una cantidad interesante de luz durante el año.
  • El frigorífico es el mayor consumidor de luz. Regula su temperatura interior entre 3º y 7º, no permitas que acumule escarcha y asegúrate de mantener su parte trasera ventilada y sin polvo.
Con facilidad podemos permanecer en la ducha más tiempo del necesario. Quedarnos en la ducha 20 minutos puede suponer un incremento de la factura de cientos de euros anuales. Cerrar el agua mientras nos enjabonamos es también una muy buena medida. En el caso de haber contratado un tipo de facturación con discriminación horaria, también es muy recomendable tomar tu ducha en horas valle.
Es recomendable que mantengas tu hogar entre 19º y 21º en invierno y entre 24º y 26º en verano. Cambiando algunos detalles, y con la ropa y la ventilación adecuadas puedes evitar diferencias de temperatura (algún grado de más o de menos) que pueden significar un incremento importante en tu factura.
Esta costumbre no solo te permitirá evitar el consumo excesivo de gas producido por una mala combustión, sino que también te evitará averías y posibles accidentes.
Los elementos que obstaculicen la salida de calor (cubre-radiadores, muebles o ropa secándose), hacen que la casa no alcance la temperatura deseada, por lo que subirás la potencia y de paso, la factura. Además, es importante mantenerlos limpios y purgarlos bien después de un tiempo sin usarlos.
Igual que ocurre con el aire acondicionado, un termostato que te ayude a programar la calefacción por zonas y franjas horarias te permitirá estar a gusto en casa sin gastar en gas más de lo necesario.